Acervo MUHCAB. Museu da História e da Cultura Afro-brasileira. Foto: Pedro Ivo.

Compromiso con la ancestralidad

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Durante los siglos de comercio de esclavos traídos de África, muchos llegaron al puerto brasileño enfermos o quizás ya fallecidos, maltratados por el viaje y la violencia de la esclavitud. A lo largo de décadas, en los muelles del puerto de Río de Janeiro se formó un cementerio que se intentó ocultar, conocido en la época como Cemitério dos Pretos Novos. En 1996, una excavación en una residencia reveló esa historia, lo que dio lugar una vez más al debate sobre el intento colonial de descartar y ocultar la violencia de la esclavitud. Presentamos aquí una conversación con Mãe Celina de Xangô – Celina Rodrigues, directora del Centro Cultural Pequena África. A través de su práctica, Mãe Celina rescata y difunde la historia, la espiritualidad y la cultura afrobrasileñas. Mãe Celina fue una de las responsables del reconocimiento de los objetos religiosos encontrados durante la excavación del Cais, cuando los arqueólogos de la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro) realizaron los trabajos que llevaron al Cais a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Participa de esta conversación el profesor y filósofo negro afro-brasileño Jorge Vasconcellos.

Introducción

Mãe Celina de Xangô fue una de las responsables del reconocimiento1 de los objetos religiosos hallados en las excavaciones de Cais do Valongo, puerto exclusivo para el desembarco y comercio de personas esclavizadas traídas a Brasil desde África. El muelle está situado en la región central y portuaria de la ciudad de Río de Janeiro, donde se encuentra la «Pequeña África». Cais do Valongo fue designado sitio arqueológico en 2017, tras su «descubrimiento» en 2011. Junto con el Cemitério dos Pretos Novos [Cementerio de los Negros Nuevos], descubierto en 1996, se une al circuito de la herencia africana, que reconoce las narrativas del pueblo negro en la historia de la esclavitud en Brasil. También forman parte del circuito la Pedra do Sal [Piedra de sal], el Centro Cultural Pequena África, el Museo de Historia y Cultura Afrobrasileña (MUHCAB), entre otros, todos encarnando e instituyendo la resistencia de las personas negras y afrodescendientes en Río de Janeiro – y en Brasil 2 . La Pequeña África, y todas las instituciones culturales que allí existen, refutan las narrativas históricas nacionales (y/u oficiales) que han intentado innumerables veces ocultar la violencia contra los pueblos esclavizados de África e incluso ocultar literalmente el genocidio.

Foto: Lavado del muelle del puerto, fuente Deputado Reimont Luiz Otoni.

En 2011, la renovación de la zona portuaria en el contexto de los megaeventos (Olimpiadas y Mundial de Fútbol) dejó al descubierto los adoquines y piedras del Cais, hasta entonces tapados por modernas avenidas, convirtiendo aquel emplazamiento urbano en una excavación arqueológica. El descubrimiento de la ubicación exacta del Cementerio dos Pretos Novos, donde hoy se encuentra el Instituto Pretos Novos, se produjo en 1996, cuando los propietarios reformaron su antigua casa –lo que incluyó excavar en el patio trasero– y encontraron una serie de huesos, que creyeron eran de animales. El cementerio se creó a lo largo de 60 años (entre 1769 y 1830) y se calcula que en él se enterraron 25.000 cadáveres. Ninguna de las dos excavaciones se realizó inicialmente con la intención de desvelar las historias que habían permanecido ocultas durante al menos dos siglos, pero la fuerza con la que se enunciaron estas revelaciones –siempre conocidas y reclamadas por los negros de Río y por los investigadores –se sumó a la reconstrucción de relatos que pretenden remover las capas y capas del tiempo, del silenciamiento colonial y del racismo que se instaló en la sociedad brasileña. Contribuyen a la construcción de memorias diaspóricas, valorizando los saberes, las prácticas y las vidas de un pueblo que sobrevivió a la violencia del Brasil colonial –y continúa haciéndolo.

En la preparación de este número de Des-bordes, uno de los textos que consultamos colectivamente, por recomendación de Fernanda Carvajal, fue Heterografías de la violencia, de Sergio Villalobos-Ruminott (2016), en el que el autor desarrolla en uno de los capítulos la «interrogación hamletiana del cráneo para que nos dé el secreto de la violencia, de sus continuidades y discontinuidades», para que podamos percibir el «secreto del cadáver en el momento de la desaparición», examinándolo desde la perspectiva de que es un «resto» y no la totalidad de un proceso. En este sentido, lo que se intentó ocultar o desechar literalmente vuelve como una huella, revelando los «procesos de sedimentación y la dinámica del suelo que caracterizan la historia del poder». Nos interpeló que la eliminación de los cuerpos fuera un intento de borrar las vidas esclavizadas, de borrar la existencia de una práctica de acumulación primitiva, a la que Villalobos-Ruminott propone pensar: «informada por la misma relación entre soberanía y acumulación, el cadáver parece contener el secreto de la mercancía, haciendo evidente que la condición brutal de la llamada acumulación primitiva no está en un pasado remoto y ya superado» (p. 202). Surgen diversas alianzas entre tiempos históricos, espiritualidad y ancestralidad, que siguen resistiendo a una «economía de la violencia» que se replica, como dice Villalobos-Ruminott, en los procesos contemporáneos de acumulación. ¿Podemos entender ese ocultamiento como descarte, como intento constante de robo y eliminación de un pueblo al que también se le impide llevar a cabo sus rituales hoy? ¿Qué relaciones surgen entre las luchas situadas y las del pueblo negro, la territorialidad y la ancestralidad?

Cais do Valongo, redescubierto. Foto: Roberto Moreyra, IPHAN.

Presentamos aquí una conversación con Mãe3 Celina de Xangô –Celina Rodrigues, directora del Centro Cultural Pequena África. A través de su práctica, Mãe Celina rescata y difunde la historia, la espiritualidad y la cultura afrobrasileñas. Mãe Celina fue una de las responsables del reconocimiento de los objetos religiosos encontrados durante la excavación del Cais, cuando los arqueólogos de la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro) realizaron los trabajos que llevaron al Cais a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Invité a la conversación a Jorge Vasconcellos, filósofo y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Departamento de Artes y Estudios Culturales/RAE y en el Programa de Postgrado en Estudios de Arte Contemporáneo/PPGCA-IACS-UFF), hombre hetero-cis que se identifica como negro-indígena y que lleva décadas promoviendo la creación de prácticas estético-políticas y tácticas de guerrilla en diversos colectivos y redes.

«Tal vez la imagen de la disposición de los huesos unos sobre otros –o incluso, en este caso, de humano sobre humano, dada la fácil asimilación de los fragmentos óseos a la figura humana– traduzca con asombrosa fidelidad el contexto histórico y funerario del Cemitério dos Pretos Novos: un lugar de eliminación de cuerpos enterrados bajo tierra. En este sentido, la disposición de los huesos parece simbolizar no sólo la mera eliminación de los cuerpos, sino la inhumanidad con que se trataba a los cautivos africanos antes y después de la muerte». (Andrei de Souza Santos, O Cemitério dos Pretos Novos e suas representações simbólicas no tocante à preservação da memória afro- brasileira, 2017, p. 31)

«Debido al racismo y a la ausencia de historia afrobrasileña durante muchos años, esta región, tan rica no sólo en historia, ha sido imposibilitada y borrada». (Folleto Pequeña África, Un aula al aire libre, 2021, p. 11)

Cristina R.: Buenos días Madre Celina, y buenos días Jorge. Gracias por participar en esta conversación con nosotros. Madre Celina, tú eres lo que un amigo mío llama una persona «más-que-académica», una persona que tiene un conocimiento que no puede ser medido por el conocimiento académico, porque la academia está construida bajo violencia institucional y no puede albergar a personas más-que-académicas. Y, de alguna manera, la red de investigadores a la que estamos vinculadas las editoras de esta revista –la Red Conceptualismos del Sur– está hecha de alianzas desde fuera y a través de las instituciones académicas. La revista Des-bordes está editada por un colectivo de mujeres y personas no binarias, un equipo que piensa desde América Latina y que cada número se dedica a trabajar un tema.

Jorge V.: Buenos días Madre Celina, recuerdo cuando nos reunimos con Rafa Éis en 2018, joven artista y curador, amigo que ocupó el Centro Cultural Pequeña África que usted dirige. Muchas cosas han cambiado, pasamos por un fascista en el poder. 

Celina: No pienso en eso, si pienso en eso me muero. He pasado por tantos gobiernos, varios gobiernos y no me dan nada, tengo que valerme por mí misma, y mis Orixás guiándome. Soy una mujer Orixá desde que nací, desde la cuna de mi madre. Los fascistas existen entre nosotros, entre los negros, entre los indígenas. Me convertí en una gestora ambulante, soy la única mujer negra que habla de eso, que habla de Cais do Valongo en todo el mundo. Y me doy cuenta de que es el ser humano el que se interpone en todo, mientras el ser humano tenga maldad, no tenga compasión… Olvídate de los fascistas, Jorge.

Cristina R.: Para empezar, tal vez podría mencionar brevemente mi relación con Río de Janeiro: mi militancia contra la violencia policial en las favelas, y luego mi participación en la resistencia a los efectos de megaeventos como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. Pues bien, dejé Río de Janeiro en 2012 para hacer mi doctorado en el extranjero, y vuelvo a Río de Janeiro en 2017 para encontrar la ciudad casi convertida en «tierra arrasada». Al concebir este número de la revista, hemos estado hablando de cómo el descarte forma parte de la lógica de producción en un sistema de abundancia y acumulación de valor; y, en un eje temporal más amplio, hemos podido pensar en cómo la eliminación de los cuerpos –genocidio o etnocidio– es el resultado de una de las diversas formas de violencia colonial –y neocolonial–. En este sentido, los yacimientos arqueológicos y las excavaciones se convierten en un lugar de evidencia de la violencia que se intentó ocultar –y evidentemente podemos situar en esto el conflicto de Israel con Palestina, por ejemplo, con el exterminio de un pueblo y la apropiación de sus tierras. Leyendo juntas a Villalobos-Ruminott (2016), pensamos en cómo los cuerpos de los esclavizados y los objetos rituales encontrados en las excavaciones emergen como fósiles y cómo reescriben la historia. Y por eso quería conversar con usted sobre el redescubrimiento de estos sitios de extrema importancia y, por otro lado, de Río de Janeiro, la ciudad de los megaeventos, que en cierto modo pretendía lucrar con parte de esta historia. Es casi contradictorio que el financiamiento para llevar a cabo investigaciones en la ciudad haya llegado en ese momento, pero obviamente era de máxima urgencia que estas evidencias y territorialidades salieran a la luz.

Celina: Una cosa es hablar de aquella esclavitud4 y otra muy distinta es hablar de la esclavitud actual. La matanza continúa. La masacre del pueblo negro continúa. Tenemos barrios en la Zona Oeste (de Río de Janeiro) donde, cuando pones las noticias, son 10, 12 personas, no importa si es milicia, si es un bandido, es carne negra yendo a la fosa. Si lo miras desde la perspectiva de hace 200 o 300 años, nada ha cambiado. No hay una forma especial de revisar todo esto. Nosotros sabemos, las que somos periféricas, venimos de un lugar más frágil, más fragilizado, aquí hace algunos siglos atrás se concentraba en la región portuaria, pero también era en todo Río de Janeiro. La región portuaria estaba marcada por la Pequeña África. Pero, cuántas otras Pequeñas Áfricas hay en la ciudad, en el Estado y en todo Brasil. Así que también tenemos que pensar en esto: lo pasado, pasado está. ¿Y ahora? ¿Qué se está haciendo ahora? ¿Hoy? ¿Qué movilización hay para esto? Y digo la gente negra, porque enciendes las noticias y lo que más ves es gente negra siendo exterminada. Y esto a diario. Yo vivo en la zona del puerto y desde mi ventana veo un poco de todo. No hay políticas públicas para hacer frente a esto, es todo muy complicado. No puedo hablar de lo que pasó, porque no viví allí (durante la esclavitud), pero puedo hablar de hoy. Nada está cambiando. Hay una continuidad, y abrupta por cierto, de lo que ocurría en la época de la esclavitud, que la población no veía, era todo muy silencioso. Hoy vemos un verdadero exterminio. Como si quisieran exterminar a todos los negros de la faz de la tierra. Así que, espiritualmente hablando, es degradante. Las cosas están empeorando.

Los colonizadores siempre existirán, la gente con dinero siempre existirá, el poder siempre existirá, y la mayoría, somos nosotros, que somos realmente la mayoría, nos guste o no, lo creamos o no, somos mucho más que el 52% de la población negra de todo Brasil. Soy una caminante, conozco a los negros, cuando me llaman, allí estoy. Así que sé que, después de Nigeria, somos el segundo país más negro del mundo. Entonces, ¿cómo van a exterminarlos a todos? ¿Volverá la esperanza? Porque el exterminio está ahí, sólo queda meter a todo el mundo en un agujero como se hacía en siglos pasados (la fosa común). Todo este tiempo como gestora cultural en la región portuaria, como mujer que vive de aquí para allá, no ves ninguna perspectiva de cambio, yo no veo ninguna perspectiva de cambio. Hay mucho maquillaje, pero no es así, no es así, y no va a seguir siendo así. Mientras no haya buena voluntad. No espero mucho del gobierno. Pero de nosotros mismos, de los negros, sí. Tenemos que movilizarnos en este sentido, porque podemos, podemos. Tenemos fuerza, creamos fuerza, lo creo de verdad. Ya es hora de que dejemos atrás la era del Dr. King, de que dejemos atrás la era de Malcolm X. Simplemente no puede permanecer este gran descuido humano de nuestra raza, porque mira, es difícil. Si no es de una manera, tiene que ser de otra. Simplemente no podemos permanecer en esta gran negligencia de nuestra raza.

Porque es tan difícil… Es complicado para una mujer negra tener que hablar de esto casi todos los días. Acabo de dar una entrevista a la gente del cine sobre la película en Praia Formosa5 , dirigida por Julia de Simone. Cuando me vi en la pantalla, hablando de la riqueza que los Orixá me dieron, que África me dio, y hoy pocos Yalorixás –perdóname por decir esto Jorge– pensé como hay pocos Yalorixás que utilizan estas herramientas. Las herramientas que tengo hoy me llevan a todas partes, incluso a descubrir lo desconocido, a conocer a los grandes colonizadores, sólo que no he estado en Portugal. Los grandes colonizadores dejaron ese país, ese flagelo. Cuando digo que mi fuerza viene de mi ancestralidad, que me fortalezco con mi sistema, es en este sentido, es lo que me queda hoy. Y hablan de «colonización», «descolonización», lo encuentro tan confuso, que ya no sabes ni quién es quién en esta historia, porque es un lío general, ¿no? Yo puedo decir que la raíz ancestral africana que llevo hoy en mi cuerpo, en mi Ori, es lo que me fortalece, es lo que me hace abrir los ojos, si no sería una más en la casa presumiendo hasta mi última generación, porque no tengo fuerza para luchar. Si nos cruzamos de brazos, la cosa empeora.

Mi abuela solía decir: “El día que los negros se unan y haya una guerra negra, cambiarán muchas cosas”. Y no tiene sentido que cada uno mire su ombligo. Hoy tengo un terreiro6 en São Gonçalo, dirijo un terreiro, y todo lo que estoy contando aquí se lo transmito a los hijos de mi santo, negros y blancos, que tienen axé 7. Tengo que expresar mis pensamientos, para que no piensen que soy una negra más (que no para de parlotear), tengo que inventarme trabajo para sobrevivir aquí en mi país, porque mi país no me apoya. ¿No es triste? Tengo que irme al extranjero a trabajar, ahora me voy a cuatro países (México, Austria, Alemania, Francia), me voy a pasar cinco meses afuera, trabajando allá para pagar mis facturas aquí, puede que hasta piense que son unos cabrones, pero me dan dinero, caramba.

Estoy muy triste, tenemos un poder tan maravilloso, en todo, en la tierra, en las plantas, en el agua que bebemos. Bebemos agua de calidad, el agua en Europa no es buena, tú que has vivido en Europa lo sabes, te lavas el pelo y la cal acaba contigo… ¡En Viena descubrí una cascada! Cuánta cosa que tenemos. Yo veía a mi abuela echar brotes de cebolla, brotes de tomate, y lo siguiente que veía era un tomatito creciendo en la valla. Y los negros lo saben, pero si no tienen a nadie que los apoye, ¿quién lo hará? ¿La pequeña plantación del patio trasero? Yo me crié así, en la tierra, plantando para comer. Crecí en una casa que no tenía nevera ni cocina a gas, era de leña, y le pedías agua helada a tu vecino. Así que creces diciendo: «Oh, quiero mejorar mi vida», ya no quiero vivir allí. Esto es algo de lo que podríamos hablar hasta 2090, ¿no? No hay tiempo para eso.

Así es como veo este daño, que no era tan grave, pero que se ha agravado por estas cosas que han estado pasando políticamente. Ni siquiera se trata de dinero, sino de ambición y poder.

Cristina R.: Pero sabes, una cosa de la que quería hablarte es precisamente de lo que estás hablando hoy, y es totalmente importante que hablemos hoy, de lo que sigue pasando, ¿verdad? Las matanzas no han desaparecido de Río de Janeiro. Ocurrió la semana pasada, hace quince días. Entonces piensas: «¿Estamos en los años 90?» No, estamos en 2024, de verdad.

Celina: ¿Dónde has visto una historia así? En todos los telediarios que vemos. Cristina R.: Jorge, ¿quieres hablar? Luego comentaré lo que quería decir.

Jorge V.: En primer lugar, buenos días, muchas gracias Cristina, por invitarme a reencontrarme con Celina, la Madre Celina de Xangô. Creo que la Madre Celina y yo nunca hemos hablado mucho sobre las personalidades. Y ella no sabe que soy negro-indígena, nieto de Xavante aldeado, hablamos de eso una vez. Y soy de São Gonçalo (oeste de Río de Janeiro). Voy a cumplir 60 años este año, así que para mí ha sido un momento muy importante de reevaluación, revalidación y reorganización de mi vida.

Celina: Yo también soy de São Gonçalo, conciudadanos de Barro Vermelho.

Jorge V.: Recuerdo que una vez estaba concediendo una entrevista a cierta persona, que ya no viene al caso nombrar, obviamente blanca y burguesa (probablemente racista) que me dijo: «Hablas mucho de ti mismo». ¿Sabes por qué a la gente le resulta insoportable que hablemos de nosotros mismos, yo, como tú, Celina, una persona negra de la periferia, que nació en una favela? Soy huérfano de madre, no de padre. Es precisamente porque nuestra trayectoria es insoportable. Sobre todo cuando es una trayectoria que ha logrado innumerables éxitos en comparación, por ejemplo, con los que nos rodean. Todos mis hermanos son por parte de padre, mi madre murió cuando yo tenía dos años. Uno de mis hermanos se dejó llevar por estas relaciones difíciles, habiendo nacido y vivido en regiones periféricas dominadas, a menudo, por el narcotráfico, acabó siendo penalizado, asesinado por la policía militar, y su hijo, que es mi ahijado, paga la sentencia en la prisión de Bangu 3 (en Río de Janeiro). Así que, en verdad, a pesar de ser un profesor doctor, lleno de títulos académicos y honores, mi carrera está completamente marcada por el hecho de que soy un hombre que ha vivido la vida de los negros, de los indígenas. De ahí lo insoportable de lo que decimos, sobre todo cuando este discurso forma parte de explicar nuestra trayectoria. Sin embargo, hablar de mí no es hablar de mí, es hablar de NOSOTROS, es hablar de toda la gente que está conmigo, tanto negros como indígenas, es hablar de/con el Pueblo Negro.

Y luego, cuando hablas de este tema de Malcolm-X, yo siempre bromeaba con mis amigos diciendo que yo no era el hijo de Gandhi, era el hermano de Malcolm-X. Así que no soy pacifista, soy totalmente antipacifista, porque no es posible pacificar una guerra en la que somos frágiles y vulnerables y en la que, a menudo, ni siquiera sabemos que estamos envueltos, porque no es posible pacificar lo impacificable, es imposible pagar lo impagable, es decir, lo que hicieron y lo que nos hacen. Disparan a nuestros cuerpos todo el tiempo. Es interesante cuando la Madre Celina evoca el presente, porque éste es un gran presente, que es un presente extendido a un pasado que está aquí con nosotros y a un futuro que también está aquí con nosotros, todo el tiempo, es decir, en forma de máquinas mortíferas y de muerte sobre nosotros.

Y, al mismo tiempo, la marca de nuestro tiempo necropolítico, como mi hermano que fue asesinado, como mi sobrino que fue encarcelado, o nos matan o nos encarcelan. ¿No es verdad? El proceso de esclavización a través de la trata atlántica de esclavos adquiere otro nombre y otras formas de estar en el mundo, otras formas de matarnos y encarcelarnos. Es muy interesante la forma en que creamos tácticas y estrategias, estrategias a medio y largo plazo –que nos organizamos– y tácticas de supervivencia en todo momento.

Entonces, mostrar nuestra trayectoria, decir de dónde venimos, cómo estamos aquí y adónde pretendemos ir, es una táctica de guerrilla, en relación a la blanquitud, al capitalismo, al aparato público, a las formas de descartar, de intentar enfrentarse a un determinado poder público, como tu extraordinario trabajo en la Pequeña África. Me gustaría que hablaras un poco sobre tu experiencia en ese espacio, no sólo como una persona muy importante en la religión de origen africano en Río de Janeiro y en Brasil, sino también como gestora cultural pública, porque no es muy común que una persona que ha hecho su trabajo sagrado de acogida de personas negras, con la práctica religiosa, esté lidiando al mismo tiempo con el poder establecido y con las políticas públicas. Hiciste dos cosas que no es muy común que la gente haga, y ahora eres una conferencista internacional, precisamente porque es un discurso que habla de nuestra gente, a todas, todos y todes.

Celina: Ah, es un honor hablar contigo. Soy una verdadera admiradora, aunque apenas nos vemos pero sabemos el uno del otro, y eso también es muy agradable. Es una lucha para un negro llegar a un post-doctorado, ¿no? Y así, todo sale como lo deseas. Nunca pretendí ser quien soy hoy, me he convertido en conferencista, me he convertido en activista; gente, tengo tantos títulos que es como si me hubiera vuelto loca. Pero hay una cosa importante: tenemos que hablarnos «a nosotros». Lo que has dicho de hablar de nosotros es una forma de decirles a todos los negros jóvenes que nos rodean, que ellos también pueden hacerlo, que pueden llegar a ser postdoctorados como tú, que pueden llegar a ser esta mujer de aquí, esta «bocona» que se levanta y lo dice. Y digo de verdad lo que pienso. Cuando llegué al Centro Cultural Pequeña África como directora, me dieron esa casa grande para trabajar, me dieron el respaldo para poder trabajar. Pero «Ellos» también vigilan, y cuando digo «ellos» me refiero a los blancos de pacotilla que tenemos alrededor, que piensan «si le doy una casa y si le damos dinero, esa mujer se volverá insoportable». En México, por ejemplo, voy a la Universidad de Guadalajara a hablar de la perspectiva de Abya Yala, a hablar de estos seres que somos, de la importancia que tenemos los pueblos indígenas, nosotros como negros, nosotros sobrevivientes de esta sociedad loca en la que vivimos. Así que estoy muy orgullosa de que Cais do Valongo me haya dado la «regla y la brújula», como dice Gilberto Gil, y de tener esta visión. Al principio [la invitación a hacerme cargo del Centro Cultural] me asustó, Jorge, no miento. Miré para un lado y luego para el otro, miré para atrás, «no hay nadie más», así que soy yo. Y hasta el día de hoy hay gente que no me mira. No soy portavoz de nada, digo lo que pienso. Y tengo veinte Celinas conmigo, ¡caramba! Es un trabajo de verdad, salir ahí y decir a lo que hemos venido, lo que podemos hacer, ¡ya está! Es difícil, como tú has dicho, Jorge, porque oímos «Entonces, el chico, o va a la cárcel o va a la zanja», que es el lema de la policía militar. Yo lo oí, nadie me lo dijo, ¿sabes?

Así que queremos luchar por lo que todo el mundo quiere, que es algo llamado dignidad. Eres digno de arroz y frijoles, eres digno de ropa que ponerte, eres digno de un lugar donde vivir, ya sabes, eres digno de una buena educación. Y si el espacio está ahí, ¿por qué no debería entrar en él? No soy mejor que nadie, pero sé que soy diferente. Pero no estoy aquí para preocuparme por eso, estoy aquí para hacerlo lo mejor posible, lo mejor que pueda. Me costó mi ancestralidad «meterme en este circuito» [en 2012-16], pero en 2020 entregué el cargo. Y pensé: «ahora me voy a convertir en un gestora cultural itinerante».

Y estoy en todas partes, estoy en las artes plásticas (en el catálogo de IMS 8 ), y esto es a través de mi ancestralidad. Y esto siempre molesta a los otros, ¿por qué? «Porque no es agradable tener a un ‘negrito’ en el poder», «tener a un ‘negrito’ exitoso», tener a una mujer macumbera en estos espacios blancos ¡y ellos insisten en que esta mujer negra esté ahí! ¿Y qué vamos a hacer? Si tienes éxito, «es malo», si estás jodido, «es malo», ¿por dónde vamos a ir? ¡Tenemos que hacer como la ‘jangadeira’9 ! Tenemos que quedarnos en medio de la balsa, porque si te vas a un extremo, te caes, si te vas al otro extremo, te caes. Esta lucha cansa, porque hay gente que te mira con buenos ojos, hay quien te mira y piensa «no es más que tu deber estar en este lugar». Como eres doctor universitario, tienes más problemas que yo. Tienes que ser lo mejor de lo mejor, todo el tiempo. Así que la lucha de los negros no acaba nunca, tiras de aquí, tiras de allá, vas allí, vienes aquí, estudias, lees, trabajas, corres detrás del dinero, somos como una pelota de ping-pong.

Jorge V.: Madre Celina, me gustaría retomar lo que usted dijo al principio de nuestra conversación. Usted dio una lección sobre los procesos de subjetividad y subjetivación, que es un concepto de un filósofo llamado Michel Foucault, que tanta gente ha utilizado, que es cuando se habla de cómo ciertos modos de ser-en-el-mundo habitan en nuestros cuerpos y no lo sabemos. Dijo que el fascismo no está anclado en un partido o en un grupo, o en el bolsanarismo, sino que muchas veces se propaga como microfascismo, en las formas en que personas muy cercanas actúan a menudo con nosotros. En otras palabras, es una forma en la que actuamos en el mundo y ni siquiera sabemos que estamos actuando de ese modo. Por ejemplo, todo hombre es machista, yo no soy una excepción, la gente tiene que luchar contra nuestro machismo que está arraigado, arraigado estructuralmente. El machismo no es una cuestión de naturaleza, sino de grado.

Minimizar este grado tiene implicaciones en los encuentros que tienes con las mujeres, con el mundo, con lo femenino y con el feminismo. Así que me gustaría que hablara un poco de esto, porque en muchas ocasiones estamos en guerra con nuestros hermanos y hermanas. No la guerra en un sentido abierto, sino en diversas rivalidades en las que a menudo encontramos mucha más resistencia en personas que podrían estar (y que nos gustaría estuviesen) de nuestro lado y que, lamentablemente, no lo están. Creo que esta cuestión de la no alianza necesaria y deseada involucra cuestiones que son subjetivas, personales, de naturaleza psicológica. Porque como persona que guía un mundo, que sé que tú guías, sé que en realidad eres una especie de psicóloga de la existencia y que tratas exactamente con estos miedos, heridas y resentimientos que nos habitan. Quería que hablaras un poco sobre eso.

Celina: Yo también paso por este proceso. Miedo, inseguridad, somos humanos y tenemos que sentirlos. Es interesante que la persona que es fascista nunca te dirá que lo es. Como Yalorixá, como una médium que soy, las voy escaneando. La persona que es fascista tiene que fingir que no lo es. Y ese es el gran peligro: son fascistas, pero fingen no serlo. Es como el racista que dice que es antirracista. Está todo muy camuflado, ¿sabes, Jorge? Y la gente hoy en día se las arregla para vivir en una falsedad y una mentira consigo misma, para poder infiltrarse en ti, para saber cómo has llegado a donde estás. La preocupación del fascista no es ser fascista, él quiere saber cómo llegaste a los lugares a los que llegaste. Está al acecho para saber cómo la Madre Celina gestiona estos viajes.

El fascista está encubierto, te llama para tomar un café, un helado, bebe cerveza contigo, te da la mano todo el tiempo. Y luego está el fascista con placa, del que ni siquiera me siento cerca. El tipo ya te ha dicho quién es, pero aun así quiere chuparte la yugular. Porque el fascista está en la arena política, está ahí babeando por fulanito. ¡Lejos de mí! ¡Xocotô Berulô! 10 Y están esos fascistas entre nosotros, tengo que lidiar mucho con ellos. Gente que no quiere decir la verdad, andan por ahí secando el ají. 11  Este fascista es el peor, porque querrá visitar tu casa, querrá conocer tu espacio, querrá acusarte de algo.

Jorge V.: Literalmente un ají que había en la casa se secó. Lo tiré y compré otro.

Celina: Puedes decirme lo contrario, pero lo experimentamos. Y esto hace que te autosabotees, que pienses que no vas a poder con ello, que te vuelvas loca de remate en casa, porque el fascista aparece de forma abrumadora en la vida. No quieres ver a nadie, llegas a tener miedo incluso de tu propia existencia. Eso es peligroso. Cuando hoy me visto con las armas de Orixá, con las armas de Exu en mi camino, sé de lo que hablo. Porque el camino está ahí. Nadie quiere recorrerlo, pero todos quieren saber cómo llegaste allí. Cuando llegué a trabajar en cultura, como directora de cultura, me daban muchas palmaditas en la espalda. Hoy ni siquiera permito que me pongan la mano en el hombro. La gente que no trabaja cree que tiene una varita mágica. ¡Yo no tengo padrino! Están los Exus delante de mí, están los encantados cuidándome, está Xangô en mi cabeza para cuidarme.

Antes había muy pocos gestores culturales, hoy hay 400 personas en la zona portuaria. Y me pusieron en el Comité Científico Ricardo Valão, ni siquiera sé para qué sirve eso; tengo cosas más importantes que hacer en la vida. Nadie quiere trabajar duro, ¿verdad? Hoy, en mi casa de oración, el 70% son académicos. Así que estoy muy orgullosa de tener hijos académicos, aunque yo no lo sea, pero tengo hijos académicos que me apoyan, trabajan duro y dirigen el juego aquí conmigo.

Acervo MUHCAB. Museu da História e da Cultura Afro-brasileira. Foto: Pedro Ivo

Cristina R.: Escuchándote me han dado ganas de pensar un poco en… por qué me interesa mirar al pasado. Esta historia de la que en realidad sé muy poco.

Pensando en el pasado, también podemos entender cómo funcionan las instituciones en el presente. Hoy en día, mucho de lo que se crea tiene la intención de generar reparaciones. Y, según cómo se haga y a qué escala, la impresión es que cuanto más intentamos reparar, más creamos instituciones de mentira. Instituciones que replican la misma violencia, la violencia de «entonces», colonial, pero actualizada. Y bien, en la creación de instituciones de reparación, de mentiras, podemos volver a las figuras de los fascistas, una especie de «devoradores del pasado», «devoradores de la ancestralidad», que reconocen la ancestralidad, pero desde el lugar de quienes no la tienen. En cierto modo, también son devoradores de historia. En 2016 (con los Juegos Olímpicos) y 2014 (con el Mundial de Fútbol), los «megaeventos» trajeron mucho dinero a Río de Janeiro. Personalmente, me sorprendió oír que fue «gracias» a los megaeventos que esta historia fue «revelada», y que la excavación y la investigación se estructuraron de manera que el Muelle de Valongo, por ejemplo, finalmente pasó a ser de interés histórico, social y cultural –y fue preservado y exhibido.

Es complicado intentar resolver de esta manera un acontecimiento muy complejo. No podemos pensar que ahí hay un «buen gesto», un gesto «limpio», porque esa sería la idea de una reparación desde la blanquitud, desde las instituciones de la blanquitud, desde el dinero que, en realidad, es un excedente del capitalismo liberal (y oportunista), que llega ahí y hace una reparación que es un emplasto (pequeño, limitado).

Cuando vi a un grupo de jóvenes visitando el Instituto Pretos Novos, tengo que decir que se me llenaron los ojos de lágrimas, pensando en cuánta fuerza hay en este encuentro, y cómo la ancestralidad provoca su propio resurgimiento. El capitalismo neoliberal ha salido a flote, pretendiendo resarcirse, y todavía (y siempre) tenemos que ser capaces de criticar al capitalismo neoliberal. Es un presente muy complejo, ¿verdad?

Celina: Fue realmente una locura, dije: «Padre Xangô, deme agô» 12, pensé: «de repente, si yo tuviera estudios universitarios, no tendría esta sabiduría que Xangô me da». Pero tengo esta otra universidad, si no tuviera esta universidad, creo que me suicidaría. Déjame decir algo sencillo como esto, que es un pensamiento mío… Cuando dices Cais do Valongo, estamos hablando de nuestra existencia, estamos hablando de nuestras raíces, estamos hablando de nuestra historia, de nuestra historia negra, estamos hablando de la senzala 13, estamos hablando de… toda forma de prejuicio que existe contra nuestros cuerpos negros. Cuando hablamos de ancestralidad, y esto es lo que pienso, tenemos un compromiso. Así que permítanme decirlo de esta manera. Hay algo que yo llamo compromiso. Todo lo que sé hoy sobre los ancestros, sobre mi espiritualidad, surgió a través de Cais do Valongo. Durante casi 30 años. Siempre he tenido esta preocupación cuando alguien llega. Si me llaman para una buena charla, si sé lo que les voy a decir, lo que me van a decir, el dinero está bien, es genial. El apoyo que me aporta Cais do Valongo en mi vida, ‘Credicard’ no paga. Y no tiene sentido que consiga que alguien hable por mi.Yo aprendí todo a través de mi griô, Rubem Confete14, y él a su manera (con su griô), de la manera que él aprendió, me lo transmitió. Entonces, si estás en un espacio tan importante como Cais do Valongo, llegas allí, no sabes lo que representa, y piensas que el dinero que entra es para esto y para lo otro, … Gente: ¿qué pasa con el factor espiritual, el factor ancestral, el factor de conocer este lugar? ¿Entiendes? Así que mi preocupación hoy es que donde quiera que vaya, donde quiera que vaya en el mundo, mi compromiso con Cais do Valongo es super ancestral. Muy ancestral, de hecho, y el Padre Xangô lo sabe. Es un lugar que me abrió una puerta. Si hay un evento y voy a representar algo, me siento allí, sólo doy gracias a mis antepasados, a mi gente, a mi tatarabuela que pasó por allí, a mi bisabuela que llegó siendo bebé, y que pasó por allí. Así que es toda una historia que pasa por mi cabeza. Yo le digo al público en general, si la gente no empieza a respetar este lugar, que es de suma importancia en nuestras vidas, porque hablamos de gente negra, pero varios pueblos han pasado por Cais do Valongo. Mientras no tengamos respeto, y respeto es la palabra que hay que tener por este lugar, incluso para que nos respeten fuera de allí, ¿sabes? Ese es mi pensamiento.

Entonces este compromiso ancestral, espiritual, político, sí, pero no tanto, ¿no? Y saber liderar este lugar, saber liderar la historia ancestral de este lugar. Eso es muy importante para mí. Creo que por eso estoy en lugares inimaginables de mi vida. Estoy muy agradecida por eso, muy agradecida. Muy agradecida de Cais do Valongo, muy agradecida de los ancestros porque estamos haciendo este trabajo. Por estar juntos en todo lo que va y viene, e ir juntos.

Foto: Pedro Ivo

Acervo MUHCAB. Museu da História e da Cultura Afro-brasileira. Foto: Pedro Ivo

Jorge V.: Entonces, creo que es muy importante que recordemos el papel importantísimo que Madre Celina, Madre Celina de Xangô, desempeñó cuando dirigía el Centro Cultural Pequeña África. El reconocimiento que allí se hizo, y el vacío que ese espacio dejó por las prácticas que allí se pusieron en marcha, y puedo hablar por mí mismo, por la forma en que fui tratado y por la forma en que Celina me trató, por la manera en que ella trabaja de forma colectiva, comunitaria. ¡Gracias Madre Celina de Xangô!

A menudo esperamos que una Yalorixá, una Mãe de santo, que es una gran líder espiritual, sea una persona centralizadora que nos diga cómo deben proceder las cosas. La Madre Celina hace justo lo contrario. Es una persona de gran escucha, aceptación y generosidad y quizás por eso muchos microfascistas, como ella dice, a través de sus prácticas, han venido detrás de ella y se le han acercado, pero ella sabía separar, bíblicamente hablando, separar la paja de la cizaña, ¿sabes? Tiene que ver precisamente con quiénes hacemos alianzas y con quiénes hacemos confluencias, como ha dicho Antônio Bispo dos Santos, nuestro Maestro Nego Bispo. 

A veces nos vemos obligados a hacer alianzas con los poderes públicos, con ciertas figuras de la blanquitud; alianzas ocasionales. Pero es muy importante saber con quién confluimos, de alguna manera con quién hacemos realmente pactos de vida y para la vida. Muchas gracias por la oportunidad de trabajar con usted.

Celina: Jorge, tengo una novedad. Estaré con Rosana Paulino en el MAM (Museo de Arte de Río de Janeiro) el 15 de abril. Vamos a dar una clase allí, y la conocí a través de ti y de Rafa Éis. El mundo da tantas vueltas que no nos damos cuenta, ¿verdad?

Celina: Y, Cris, aunque esté en otro sitio, encontraremos la forma de hablar, ¿vale? Puedes llamarme y continuaremos esta conversación, es muy agradable.

Cristina R.: Estoy muy contenta, me siento muy honrada, tengo el corazón blando y feliz. Sí, dentro de un momento quiero oírte hablar de cómo van estos encuentros, más allá del territorio de Brasil.

Celina: Sí, estoy trabajando en museos, ¿no? En museos institucionales con mi instalación artística y mi espacio de palabra. Para una Madre de Santo Yalorixá … por eso digo que Cais do Valongo ha sido muy generoso con mi vida. Y qué sería de mí si fuera una simple Madre de Santo de São Gonçalo, arriba en el Morro do Colé haciendo macumba y afeitando cabezas de Santo. Pero yo digo que Orixá quiere que yo sea más que eso, ¿no? Así que Exú está abriendo los caminos. El próximo museo al que voy a ir es el de Paraná, en agosto, cuando vuelva a Brasil.

Cristina R.: Más al sur. Ah, y me gustaría dar las gracias a la persona que me puso en contacto con usted, Camila Rocha Campos.

Celina: ¡Camila, una hija querida! Bueno, muchas gracias por invitarme, gracias por estar juntos. Jorge, si necesitas algo, dame un grito, todavía estoy aquí, volveré pronto…

Jorge V.: Espero poder visitar algún día su espacio en São Gonçalo.

Cristina R.: Muchas gracias Jorge por estar aquí con nosotras. Gracias Jorge.

Celina: Mucho axé para nosotros.

Edifício del Centro Cultural Pequena África, años 30-40. Antes de la restauración.

Referencias

Folleto Pequeña África, una clase al aire libre. Río de Janeiro: ALERJ/ Comisión de Educación de ALERJ, 2021. Accesible en línea { https://pretosnovos.com.br/3d-flip-book/cartilha-pequena-africa/ }

Santos, Andrei de Souza. El Cementerio de los Nuevos Negros y sus representaciones simbólicas en relación a la preservación de la memoria afrobrasileña Último año de licenciatura, 2017. UFF, Niterói, Brasil. Accesible en línea { https://tinyurl.com/c9yajpb4 }

Santos, Andrei de Sousa y Lessa, Andrea. Prácticas funerarias en el Cementerio de los Nuevos Negros: violencia simbólica y estructura panóptica del poder. Revista Habitus. Goiânia. v. 21, n.2, p. 436-452, ago./dic. 2023. DOI 10.18224/hab.v21i2.13622

{https://seer.pucgoias.edu.br/index.php/habitus/article/view/13622/6510}

Villalobos-Ruminot, Sergio. Heterografías de la violencia: Historia Nihilismo Destrucción – 1ª ed. – Adrogué : Ediciones La Cebra, 2016.» (2016)

Notas

  1. Mãe Celina de Xangô trabajó con Mãe Meninazinha de Oxum y el profesor y babalaô Fernando Portugal para reconocer estos objetos. ↩︎
  2. Barrios de Gamboa, Saúde, Quilombo da Pedra do Sal y Santo Cristo. «En los siglos XVIII, XIX y XX, concentró establecimientos vinculados a la trata de esclavos y fue habitado por muchos libertos, además de albergar a una parte significativa de la población negra y africana de la época.» Fuente: Folleto Pequeña África (2021) ↩︎
  3. Mãe significa madre en portugués. Lo que en el candomblé se dice Yalorixá. Madre Celina es Madre de Santo, esto quiere decir que es responsable de un terreiro, el espacio sagrado para los rituales de candomblé. ↩︎
  4. El sistema esclavista cometió «acciones atroces» y «los cuerpos de los esclavizados recibieron un trato inhumano en el Brasil colonial e imperial». Reforzó la esclavitud como crimen contra la humanidad y abordó otras cuestiones como la tortura y el trato inhumano de los esclavizados». Los esclavizados eran obligados a servir a la «familia real portuguesa, a las demás familias nobles lusitanas y, sobre todo, a la necesidad de mano de obra para trabajar en las plantaciones de café del valle del Paraíba». (Libreto Pequena África, Uma sala de aula a céu aberto, 2021, p. 22-23) ↩︎
  5. Madre Celina se refiere a la película de ficción Praia Formosa {https://youtu.be/eCuQT_NMKaY?si=lHfgWfe0fPEjLr01 }, dirigida por Julia de Simone. ↩︎
  6. Un terreiro es un espacio para los rituales de candomblé y umbanda. ↩︎
  7. En el contexto del candomblé el axé es energía vital. ↩︎
  8. Instituto Moreira Sales (2023), exposición Pequenas Áfricas, comisariada por Angélica Ferrarez, Luiz Antonio Simas, Vinícius Natal y Ynaê Lopes dos Santos. Mãe Celina de Xangô presentó una instalación compuesta por plantas utilizadas en los rituales de candomblé, que hacen referencia a la purificación, funcionando como un rito de paso del dolor a la celebración de la vida. ↩︎
  9. Jangadeira es la persona que conduce la jangada, una balsa usada en Brasil y Argentina. ↩︎
  10. «Xocotô Berulô» es una expresión yoruba que pide que desaparezca la enfermedad. Más información en
    {https://girasdeumbanda.com.br/antigas/311/xocoto-berulo.html } ↩︎
  11. La planta de ají funciona como amuleto y protección frente a las malas intenciones de otra persona. Si se seca es porque ha absorbido la maldad e impidió que llegara a quien estaba protegiendo. ↩︎
  12. Así la persona pide protección al Padre Xangô, «agô» es protección o bendición. ↩︎
  13. La senzala era la casa de esclavos al interior de una hacienda. ↩︎
  14. Rubem Confete, importante maestro griot de Río de Janeiro, locutor, historiador y mucho más. Una entrevista de 2023 con él puede encontrarse aquí {https://youtu.be/8y3yBuxgnzc?si=pPI2mwVxha2KxRO9}. ↩︎

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